Carne con alambre


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Amasijo. Trato de definir con una única palabra la impresión que le queda a este inquisidor sobre lo que ve en este blog, perfecta muestra de que se puede llegar al lector e impresionarlo, aunque sea a toda costa.

Comenzaré este análisis por lo bueno de este blog y dejaré para el final la parte estética, que seguramente en un par de renglones pueda solventar. Heme aquí, con la cabeza en el otro mundo, porque del terrenal apenas si merece tener consideración, y hasta el menos creyente querría tener algo espiritual a lo que agarrarse para no perder la existencia, ya sea física o espiritual, en el aborrecimiento actual que nos ha tocado vivir.

Confieso que no leo todos los posts de los blogs que me piden que analice, porque si no estaría para encerrarme desde que me pidieron que examinase la gilipollez de "Calamares verdes fritos", pero he de confesarle a Guillermo Altayrac, el autor que nos regala sus escritos en este blog, que cuando termino de leer una de sus ensoñaciones, mi dedo hace girar la rueda del ratón para buscar otra, da igual la que sea, para seguir soñando, sufriendo y disfrutando con la prosa del señor Altayrac.

Altayrac tiene una facilidad pasmosa para crear historias y situaciones (algo no muy usual en los tiempos que corren) con lo que le ocurre en su vida real, con una corrección envidiable y quizá abusando un poco del diálogo. Lo cierto es que busca y consigue sacar a relucir al voyeur que hay en el interior del lector con sus textos, esmerados y cuidadosamente construidos, que se inmiscuye con curiosidad en la vida privada de las personas, algo que me hace bajarle la nota en moralidad.

Variado, extremadamente variado este blog como para ponerle una etiqueta. El autor pasa de una estúpida vivencia personal con el amigote en turno a un texto interiorista y filosófico, de ahí a narrar la historia de su pene, o como lector de la Biblia que es, reproducir y comentar lo narrado en las Sagradas Escrituras, a veces con muy mala idea y otras de forma bastante aséptica, lo que me hace pensar que usted no es un hombre de Dios, sino un jodón profesional.

Señor Altayrac, su blog es brillante, entretiene, aturde, desconcierta, no es aconsejable para la salud mental leer más de dos posts seguidos, de hecho, es un acierto el suyo de no postear demasiado, porque se quedaría sin seguidores, los cuales son bastante asiduos y recíprocos en su interacción con su Yo virtual.

Detrás de todo esto, se encuentra un tipo inteligente, alguien sin muchos complejos, amigo de sus amigos y con la suficiente cara dura de decir cosas que otros se guardarían para sí. A Guillermo Altayrac le importan un carajo las apariencias y por ello trata a su blog como trataría a su estilista (si lo tuviese), con la indiferencia más absoluta. Este blog es negro como podría ser azul, demasiado estrecho para ser cómodo de leer: haga su blog algo más ancho o la letra un poco más pequeña, sus lectores se lo agradecerán. Se agradece también que no llene su sidebar de porquería, siendo lo más destacado su perfil y la lectura que está consumiendo y que de seguro alimenta otra de las excentricidades del autor. También le recomiendo que no muestre en la portada de su blog las entradas completas, con un par de párrafos sirve y se vería algo mejor.

¿Y qué decir de la imagen de cabecera? Un exponente más de que lo estético no le importa absolutamente nada a Altayrac, una foto demasiado alta y demasiado estrecha, que desentona completamente con el resto del blog, pero ¿qué es sino un artista de lo discordante el señor Altayrac?




Veredicto del inquisidor: 

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